Según este libro del Antiguo Testamento, Dios envió al profeta Elías para salvar a su pueblo.  Pero su mensaje y su acción encontraron la oposición de los reyes de su tiempo, que quisieron silenciarlo, porque estaban influidos por falsos profetas.
       Perseguido, Elías se escondió en una cueva del Carmelo, mientras Dios envió al pueblo de Samaria una sequía de tres años. Entonces el Profeta convocó al rey y a todo el pueblo en la montaña del Carmelo, para saber cuál era el verdadero Dios. Allí hizo bajar del cielo fuego para su sacrificio, mientras los profetas falsos no consiguieron de su dios Baal ni una chispa.  Entonces el pueblo comprendió y vio claro que el Señor de sus padres era el  verdadero Dios.  Luego, Elías oró y pidió a Dios la lluvia para su pueblo, que continuaba sufriendo la sequía.  Una copiosa lluvia empapó toda la tierra.
       A Elías se unió más tarde el profeta Eliseo; y muchos otros se fueron sumando a ellos dos para vivir retirados en las cuevas de la Cerro Carmelo y llevar una vida de oración. 
       Esta forma de vida en la oración, la penitencia y la austeridad fue continuada siglos más tarde por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo. Los ermitaños cristianos reunidos en el Carmelo se convirtieron en monjes que se pusieron bajo la protección de la Virgen María, como Patrona. Quisieron vivir inspirados en el ejemplo de la Virgen que se encuentran en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. 
       No quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco la imagen de María respondía a una advocación en especial.  De a poco se la fue nombrando como la Virgen del Monte Carmelo, la  Virgen del Carmelo. Los devotos que vivían en comunidad bajo la oración y la pobreza, más tarde, constituyeron la Orden de los Carmelitas. Su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.
El cariño por la Virgen del Carmen se difundió por toda Europa, junto con la orden Carmelitana.  Muchos miembros de esta Orden se destacaron por su vida, como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz,
Cuando los españoles descubren y conquistan América, traen con ellos la devoción a la Virgen del Carmen, que arraiga profundamente en la población criolla.  Artigas mismo era muy devoto de ella; la única ciudad por él fundada lleva por nombre Carmelo, en homenaje precisamente a la Virgen, cuya imagen donó y es venerada en la histórica parroquia de aquella ciudad.
       En nuestra ciudad de Montevideo hay cinco parroquias que la tienen como Patrona, incluyendo la nuestra, y en todo el país decenas de iglesias y capillas la invocan como su protectora.

       Nuestra Parroquia, además, tiene la dicha de custodiar una imagen que en sí misma tiene una rica historia.  En la Capilla del Santísimo, a la que se accede por una puerta de reja a la derecha del altar mayor, se venera una imagen de la Virgen del Carmen cuyo origen se remonta al siglo XVIII.  Es una imagen de las llamadas "de vestir", de hermosas facciones inconfundiblemente españolas, coronada y ataviada con su hermosa vestimenta original sobre la que, lamentablemente, se aprecia el paso de los siglos.  En sus brazos presenta al Niño Dios, asimismo coronado y ataviado con vestimentas semejantes.
       ¿Cómo llegó a nuestra Parroquia?
       Remontémonos al año 1800…  Montevideo era una muy pequeña ciudad (¿algo más de diez mil habitantes?) segura dentro de sus murallas, pero desbordándose hacia los fértiles campos vecinos en forma de chacras y estancias, que iban desde la "línea del ejido" hasta abarcar lo que ahora son los departamentos de Montevideo, Canelones y parte de los de San José, Florida y Maldonado.  Su crecimiento estaba marcado por la continua afluencia de inmigrantes, casi todos españoles en ese momento, aunque también ocasionalmente se "colaban" europeos de otras procedencias, así como de esclavos africanos que eran retenidos para servir en distintos oficios en la ciudad.
       Entre esos inmigrantes llegaron a nuestro puerto los hermanos Joaquín y Juan Fermín Yéregui, naturales de Tolosa, España.  Según la tradición conservada por sus descendientes, el primero traía consigo una reliquia familiar, que era la ahora nuestra imagen de la Virgen del Carmen.  En su casa concentró las oraciones familiares, presidió las alegrías y consoló las penas de aquella familia.  Ante ella oró en su estadía en Montevideo en los primeros meses de 1825, Mons. Giovanni Muzi, enviado papal y su secretario Giovanni Maria Mastai, futuro Papa Pío IX, quien concedió 50 días de indulgencia e indulgencia plenaria en la hora de la muerte a quien rezare una Salve frente a ella.
       Años más tarde, habiéndose casado con Luisa Goichea, nacida en Buenos Aires, Juan Fermín, hermano de Joaquín, tuvo un hijo el 28 de julio de 1833, a quien pusieron de nombre Inocencio María. 
       Inocencio fue llamado por Dios al sacerdocio.   Cuando ingresa al Seminario en 1847, su tío Joaquín le regala la imagen familiar de la Virgen del Carmen.  Recibe la ordenación a los 25 años el 12 de noviembre de 1858, por la imposición de manos del obispo de Buenos Aires Mons. Mariano Escalada.
       Mucho habría para contar sobre quien llegaría a ser el segundo obispo de Montevideo, digno sucesor de Mons. Vera de quien fue estrecho colaborador y obispo auxiliar.  A la muerte de éste, ocupó la cátedra montevideana desde el 22 de noviembre de 1881 hasta su fallecimiento el 1 de febrero de 1890.  Pero debemos volver a "nuestra" imagen. 
       Al fallecer Mons. Yéregui, la imagen pasa al cuidado de su cuñada Mercedes Melis de Yéregui. Tiempo después al casarse su hija María Mercedes Yéregui de Morquio, la recibe en su hogar.  A los 92 años, el 5 de mayo de 1980, muere María Mercedes, quien había expresado en vida su deseo de que la histórica imagen pasara a ser bien patrimonial de la Iglesia destinándose al culto público.  Su  hija, del mismo nombre, realiza este deseo, ofreciéndosela al Arzobispo de Montevideo.  Mons. Carlos Parteli confía la imagen a esta parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Cayetano.
       La Capilla del Santísimo Sacramento, construida por el Pbro. Enrique Passadore gracias a la generosa donación del Sr. Filippo Basile e inaugurada en el año 2001, es el lugar más apropiado para esta imagen.  En su acogedora intimidad, junto a la Presencia Eucarística de su Hijo, nuestra Madre derrama su mirada sobre quienes buscan un momento de paz y contemplación.  Ellos nos escuchan y nos hablan, y nos enseñan, con su silencio abierto y su rostro alegre, a hablar y a escuchar también nosotros al Padre del Cielo que nos ha llamado a la vida.

       El nombre de "Nuestra Señora del Carmen" proviene de la MONTAÑA DEL CARMELO, en Tierra Santa, que tiene una larga historia vinculada a la fe del Pueblo de Dios.
       En la Biblia, el Carmelo es un lugar mencionado por su belleza y fertilidad. Pero donde este Cerro aparece como protagonista es en el capítulo 18 del primer Libro de los Reyes.
Historia de Nuestra Señora del Carmen
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